domingo, 15 de agosto de 2010

Derecho de defensa

"La defensa de la persona y sus derechos son inviolables. Nadie podrá ser condenado, ni privado de sus derechos, sin haber citado, oído y vencido en proceso legal ante juez o tribunal competente preestablecido. Ninguna persona puede ser juzgada por Tribunales Especiales o secretos, ni por procedimientos que estén  preestablecidos legalmente".


Sin derecho a defensa

No tenemos derecho a que nos proteja el “Estado” y tampoco a hacerlo nosotros mismos.

Por si no fuera suficientemente angustiante la terrible inseguridad en la que vivimos los guatemaltecos, al hecho de no tener el consuelo de que las autoridades hagan justicia y persigan a los criminales tenemos que añadir que, si algún ciudadano se trata de defender de la agresión de los criminales, a él si le cae todo el peso de “la ley” y es tratado con muchísima más severidad de la que se trata a los “angelitos” que tienen historiales criminales más largos que colas bancarias en día de pago.

El perfecto ejemplo es el de José Natividad Trejo Cruz, un chofer de camioneta que, ante las altas posibilidades de ser víctima de la violencia, decidió un día hacer algo por su propia seguridad. Trejo se compró un arma, no de las que utilizan los criminales, sino una con todas las de ley, registrada en el Decam. Tomó la decisión de armarse, luego de haber sido asaltado varias veces y de que un compañero suyo, chofer también, fuese asesinado cuando intentó evitar que violaran a una mujer dentro del bus que conducía.

En un día como cualquier otro, tres delincuentes con escopetas hechizas (no registradas en el Decam, por supuesto) se subieron al bus que Trejo conducía y asaltaron a los pasajeros. Cuando llegaron con Trejo, le exigieron dinero, lo registraron y le encontraron la pistola. Al verla, lo iban a atacar, pero él usó la pistola y le disparó a uno de los asaltantes, a quien mató.

Como un ciudadano creído de que “la ley” lo protegía, se quedó en el lugar esperando 20 minutos a que se apareciera la Policía, a cuyos agentes explicó cómo se había defendido de los asaltantes. A los policías no les importó su explicación y lo apresaron, acusándolo de homicidio. El muerto era una joyita que ya tenía 10 ingresos en prisión.

Desde entonces, Trejo está en la cárcel. Las autoridades ni siquiera le quisieron dar libertad bajo fianza para que pudiera continuar trabajando, mientras que, según me cuentan abogados amigos, los criminales que atrapa la Policía muchas veces salen libres en un par de días, con sólo pagar una pequeña fianza.

Un fiscal que lleva el caso declaró a Prensa Libre que “la inseguridad no justifica el ataque”. Ahora resulta que cuando los ciudadanos utilizan su derecho a la legítima defensa es un “ataque”. ¿Qué esperan las autoridades, entonces? No nos defienden, y cuando nos defendemos, resultamos ser los atacantes y no los atacados, los victimarios y no las víctimas. Ante autoridades así, no es de extrañar que la ciudadanía esté recurriendo a la “justicia por propia mano”. Las mismas autoridades están arrinconando a las personas a convertirse en criminales para defenderse de la criminalidad.
Trejo espera su sentencia para la próxima semana. Su esposa estará hoy con nosotros en el programa radial Todo a pulmón, por el 100.9 y por www.radiopolis.info, a las 12 del mediodía para contarnos su historia. ¡No se lo pierda!
Publicado en Prensa Libre el 7 de junio de 2007. Foto Prensa Libre.

En esta noticia el derecho de defensa no se cumple porque las personas no pueden defenderse ante un criminal porque la ley le cae encima.  Pienso que un juez o un fiscal sabe lo correcto, pero no actúa por pena a que la misma ley sea utilizada en su contra. 


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